Gato de Casa
Ulises
Neutro, mezcla de Persa y Común Europeo. Color azul tabby makerel.
Vida: mayo-junio de 1997 - febrero 2016
Nuestro Ulises ha viajado al Arco iris de los gatos. ya tenía casi 19 años, casi 93 años humanos, todo un viejito. No aguantó más, se nos ha ido durmiendo, como si nada, tranquilo y relajado. Ahora estarás cazando mariposas y saltamontes y a la vez descansas en tu jardín favorito. Gracias por estos años precioso gruñón. Nunca te vamos a olvidar.
Descansa en Paz, Uli
Ulises, él es lo que se conoce como "Gato de Casa". En 1997 conseguí convencer a mis padres de tener un gato en casa, era el cachorro de una camada no deseada de una gatita persa de raza y de un macho desconocido. Cuando fuimos a elegirlo queríamos un macho, una bola gris de pelo de a penas un mes de vida empezó a trepar por mi pantalón y ronronear como un motor, era macho. Así que varios días después, esa bolita estaba en casa. Teníamos que alimentarle a biberón (cómo tragaba el bichejo), enseñarle a ir a la arena... Nos encontramos con el problema de que estaba (ha estado siempre) poco sociabilizado, qué poca experiencia teníamos entonces... Con la familia siempre ha sido muy dependiente y defensor, un cielo, pero con los de fuera... un demonio. Él es el culpable de que los gatos nos hayan atrapado para siempre.
Con Orbea no se llevaba muy bien, la tolera, pero si podía le mordía una oreja, o le echaba la zarpa cuando creía que no mirábamos. Él es el rey de la casa desde hace 17 años y no estába dispuesto a perder su trono.
© Bolboreta Forest. Bea Alonso.
Hobbes (Hobbita)
Común Europeo, hembra, negra taby blotched.
Nacida en abril de 2009, fallecida en enero de 2010.
Fuiste la gatita que adoptó una pareja llena de ilusión. Creíamos que eras un nene, pero resultaste ser una niña, eso sí, una diablilla. Por eso tenías el nombre del tigre macho de juguete de un cómic. Nunca olvidaré cuando por fin te recogimos, tan chiquitita y chillona, pero como al llegar a casa te hiciste un hueco en mis piernas y te echaste la siesta merecida después de tu primer viaje en transportín y coche.
Cuando eras un mico dormías en mi almohada pegada a mi oreja, me acostumbré a oír tu suave motorcito para dormir. Cuando te hiciste un poco más grande, te ponías como una persona, entre los dos. Me hacías sufrir cada vez que te subías a la parra del patio y no querías bajar, me mirabas divertida desde lo alto y trepabas aún más arriba, bichilla. Cada vez que abríamos la nevera venías a pedir tu manjar favorito, ¡los berberechos!, y siempre lo conseguías, no podíamos decirte que no.
La última vez que te vi estabas en el trasportín. La pareja llena de ilusiones que te adoptó se rompió y yo, aunque era lo que más deseaba en el mundo, no tenía con qué mantenerte y tuve que mudarme de ciudad, muy lejos. Te miré y algo me dijo que no nos volveríamos a ver... Meses después supe que una noche, con tu primer celo, te dejaron salir y un coche apagó tu luz para siempre.
A ti te llamábamos a veces Bolboreta por que no parabas, parecías volar de un lado para otro. Nuestro nombre es un homenaje a tu apodo cariñoso. Es la palabra más bonita del gallego y eres tú.
Aún hoy se me llenan los ojos de lágrimas al pensar en ti. Guardo tu collar, es lo único que me queda de ti, además muchos recuerdos de todas tus locuras. Sé que cada noche brillas desde tu estrella, donde te subes a la parra a cazar pájaros y allí nadie te regaña.
¡Vuela Bolboreta!.
Hasta siempre pequeña.
© Beatriz Alonso. Bolboreta Forest.